ste día, es sancionada “la ley N° 947 sobre el traslado de las fronteras del sur a los ríos Negro y Neuquén”. A raíz de esta determinación se organiza una expedición integrada por “varios sacerdotes misioneros a cuyo cargo estaría la catequización espiritual de los aborígenes. Además, hombres de ciencia (…) tendrían a su cargo efectuar estudios y comprobaciones técnicas y científicas. Todo el extremo sur del país quedaba excluido, según esa ley, de la ocupación militar, pues los indígenas que allí vivían reconocían a las autoridades nacionales, y mantenían muy buenas relaciones con ellas. Esta ley, a pesar de las previas manifestaciones del general (Julio Argentino) Roca, fueron violadas, tanto en sus expresiones, como en las de sus subalternos, persiguiendo y masacrando a las tribus allí asentadas” (Rodolfo Cananor. Cronología patagónica).
A partir de entonces se suceden las medidas que procuraban consolidar el dominio de las regiones que hasta ese momento estaban en poder de los pueblos originarios.
Dos expediciones parten con destino austral, una a cargo del teniente coronel Luis Piedra Buena y otra al mando de Ramón Lista.
La semana siguiente a la sanción de la mencionada norma, se aprueba la Ley N° 954, por la cual se dispuso crear “la Gobernación de la Patagonia, con asiento en Mercedes de Patagones, hoy Viedma. Desde entonces la Patagonia dejó de pertenecer a Buenos Aires”. El coronel Álvaro Barros fue designado gobernador patagónico.
En tanto, el “coronel Conrado Villegas emprende desde el campamento de Trenque Lauquen una expedición contra las tolderías del cacique Pincén trayendo prisioneros a dicho cacique y varios de chusma (mujeres, niños y ancianos)”. Por su parte, el “coronel Racedo sorprende al cacique ranquel Epumer Rosas, y lo derrota tomándole 200 prisioneros y bastante ganado” y el coronel de marina Luis Py salió al frente de una expedición teniendo como “estación del puerto de Santa Cruz. Formaba parte de la expedición un destacamento del ejército nacional, que a las órdenes del sargento mayor Félix Adalid, debía tomar posesión de la margen sur del río Santa Cruz” (op. cit.).
Esta frenética actividad de ocupación territorial desembocó en la denominada “Conquista del Desierto”, que consumó la conversión en propiedad privada de las tierras más productivas del país.