n el valle de Andorra, el merendero dirigido por Sulma Paredes se encuentra en una lucha desesperada contra la escasez de donaciones y la creciente demanda de alimentos por parte del vecindario.
En un relato directo y sin adornos, Paredes describió cómo la disminución de las donaciones estatales ha dejado al merendero al borde del colapso, mientras intenta satisfacer las necesidades cada vez mayores de una comunidad en crisis.
"Estamos recibiendo mensajes de gente para que la podamos ayudar. No es solo gente sin trabajo, sino con trabajo y que no llegan, lamentablemente", comentó, visiblemente angustiada por la situación. "Hay mucha gente de la construcción que quedaron paradas, de las empresas privadas, y gente de las fábricas que son un montonazo. Así que tenemos un montón de gente y no nos da para darle a tanta gente”.
Paredes explicó cómo, a pesar de su inquebrantable voluntad, el merendero ha tenido que reducir drásticamente la frecuencia de distribución de alimentos debido a la falta de insumos básicos. "Tengo prácticamente cerrado. El cupo para dar de comer ya no tenemos. Ahora recibimos una pequeña donación del gobierno que hizo todo lo posible para donarlo, y estamos súper agradecidos, pero no hay más".
La escasez de carne y pollo ha llevado al merendero a depender en gran medida de las donaciones de la comunidad, y Paredes y su equipo están explorando todas las opciones posibles para garantizar que nadie se quede sin comida. "Estamos viendo si alguien nos puede donar carne molida. Una vez que consigamos una buena cantidad de carne molida, podemos hacer una venta de empanadas para que de eso podamos hacer otra cosa, vender, y de esa forma ir sacando plata y poder cocinar y dividir la comida”.
Sin embargo, la situación se ve agravada por la falta de apoyo gubernamental, según reflejó: "Ha dejado de donar el municipio, y el gobierno provincial también. Esta fue la única ayuda que hubo desde este año, dicen ellos que, capaz no va a haber más ayuda”. A pesar de todo, el grupo sigue comprometidos con su labor, brindando apoyo no solo en forma de alimentos, sino también de solidaridad y esperanza.
La Fundación de Sulma Paredes es un oasis en medio del desierto para muchos en el valle de Andorra. "Mi fundación es el rinconcito del fin del mundo de ayuda y contención", afirmó con orgullo. "Acá vas a tener siempre una contención, un abrazo, leemos la Biblia. Antes festejábamos cumpleaños".
En medio de sus propios desafíos personales, Paredes encuentra fuerza en su trabajo y en la comunidad que ha reunido en torno al merendero. "Tengo un problema de salud bastante heavy, venimos de perder una familiar, se me complicó un poquito. Pero seguimos trabajando, la Fundación está siempre al pie de la letra, acá siempre están trabajando, hay clases de apoyo, cuando llega la ropa vienen las mamás a ponerla en condiciones, se ponen a coser. Siempre hay alguna actividad”.
A pesar de las dificultades, el merendero de Andorra sigue siendo un faro de esperanza para aquellos que lo necesitan verdaderamente. Pero para Sulma Paredes y su equipo, la lucha está lejos de terminar. Con cada comida servida y cada abrazo compartido, continúan enfrentando la crisis con valentía y determinación.
Para quienes puedan aportar alguna ayuda para lograr que la noble tarea que realizan pueda seguir llevándose adelante, se pueden comunicar al número 2901-687576.