ste día, las gestiones del colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) culminan con el retiro del esqueleto del yámana Maish Kensis de las vitrinas de exhibición del Museo de La Plata, cerrándose así un largo período de lo que el grupo calificó de “ignominia”.
Era un joven canoero que fue parte del grupo de nativos cautivos en ese museo después de la “Campaña del Desierto”. Llegó en 1886, luego de residir dos años y medio en la misión anglicana de Ushuaia. Muere, en septiembre de 1894, de una afección pulmonar contando con unos 23 años.
Compartió su cautiverio con el cacique Inacayal y su familia, y con la alacaluf Eulltyalma o Tafá. Todos tuvieron el mismo fin, una muerte prematura fruto del desarraigo de su tierra y de la deprimente vida a que fueron sometidos en el museo. Con posterioridad sus esqueletos fueron descarnados y exhibidos “como trofeos de guerra en la sala de Antropología Física”.
En la vitrina donde se encontraba expuesto no figuraba su nombre ni su historia, solo el esqueleto, que llevaba el número de registro Nº 1867 y una inscripción en la mandíbula que decía “Yahgan”. En los depósitos se conservaban también su cerebro disecado, su cuero cabelludo con pelos y una muestra de su piel.
Mientras vivió en el museo se lo hacía trabajar en la preparación de los esqueletos para su exhibición, y se lo sometía a distintos estudios.
Una publicación de Herman Ten Kate, encargado de la sección de Antropología, permitió conocer la cruda historia del joven. Lo describe como: “poco sociable, salvaje, se habituó poco a poco al entorno y en los últimos tiempos se convirtió en un auxiliar útil para el museo (…) tenía un buen carácter. Tímido, obediente y fiel (…) se ocupaba de diversos trabajos y no mostraba repugnancia por trabajar con esqueletos humanos. Igualmente el miedo se traducía rápida y expresivamente en su rostro. (…) Habiendo dejado a este indio vivo, luego de una larga ausencia del museo, encontré su cerebro y su esqueleto en las vitrinas de nuestras galerías antropológicas” (Colectivo GUIAS. Fueguinos en el Museo de La Plata: 112 años de ignominia).
Ten Kate revela que “El estado de marasmo (desnutrición) en el que se encuentran esos indios a la época de su muerte, al menos ciertamente Maish, deben haber influenciado sobre el peso de su encéfalo, en ese sentido que han tenido una disminución” (op.cit.).