na nota del gobierno británico, fechada este día, dirigida a su par argentino, declara que las islas Orcadas del Sur pertenecen al Reino Unido. “El gobierno argentino no respondió la nota y a principios de enero de 1907 llegaba otra en la que ‘Su Majestad’ se manifestaba sorprendida por un Decreto del Ministerio de Agricultura argentino que fijaba los sueldos del personal en la estación de la Isla Laurie y que señalaba a la misma dentro del territorio argentino” (Pablo Fontana. La pugna antártica).
El año siguiente, “ya sin limitarse a los territorios insulares, el Imperio Británico comenzó su expansión formal en el sexto continente reclamando derechos sobre la Península Antártica. El rey Eduardo VII colocó ese territorio bajo autoridad del ‘gobernador’ británico de las Islas Malvinas con el fin de asegurarse el cobro de impuestos sobre la caza de ballenas, una actividad en la que los argentinos poseían fuertes capitales”. Los británicos, sólo entre 1919 y 1931, recaudaron más de un millón de libras esterlinas.
Esta ofensiva imperial se profundizó en julio de 1908, cuando Londres “emitió una Carta Patente en la que reclamó para la corona todas las tierras comprendidas entre los meridianos 20° a 80° Oeste al Sur del Paralelo 50° de latitud Sur, lo cual incluía –además de la Antártida Sudamericana- a las islas del Atlántico Sur y parte de la Patagonia chilena y argentina (la XII Región, Tierra del Fuego y el sur de Santa Cruz). Sin embargo, la carta no fue enviada al gobierno argentino hasta que éste solicitó una copia al enviado británico”. Londres remitió su imposición unilateral en febrero de 1909, junto al texto publicado en la ‘Falkland Island Gazette’ con una nota que lo calificaba de ‘declaración’.
En paralelo a esta política imperialista, los británicos se proponían impulsar su expansionismo austral, alimentando “el orgullo de su corona” conquistando “grandes logros polares, una empresa en la que se vieron derrotados por la inclemencia del clima, la geografía de la Antártida y los exploradores noruegos. Luego de algunos intentos fallidos protagonizados por los británicos, en 1911 tuvo lugar una impresionante carrera al Polo Sur entre el noruego Roald Amundsen y el inglés Robert Falcon Scott, ambos desde el Mar de Ross, en un sector” que aún no era “reclamado por ningún país”. Amundsen alcanzó el polo en diciembre y Scott llegó un mes después.
