Tras la odisea, el sábado compartieron una cena

Los náufragos del velero “Nashachata” se reunieron con los rescatistas de la Armada

19/12/2010
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os cinco náufragos polacos rescatados del mar por el Aviso ARA “Francisco de Gurruchaga” de la Armada Argentina realizaron, como gesto de agradecimiento, una cena para sus rescatistas. En ese encuentro llevado a cabo este sábado en esta ciudad, se conocieron detalles de las vivencias al límite de la odisea experimentada tanto por los rescatistas como por los rescatados.
Los sobrevivientes del velero “Nashachata” afirmaron “sentirse muy agradecidos por considerar que se les salvó la vida”. La cena estuvo cargada de emociones tanto de uno como de otro lado y fue muy provechosa ya que se intercambiaron relatos y percepciones por parte de ambas tripulaciones que permitieron completar la historia de todo lo sucedido.
El accidente se produjo el día lunes de la semana pasada, luego de que el velero proveniente de la Antártida se declarara esa misma mañana en emergencia al ser afectado por un fuerte temporal con vientos y ráfagas que superaban los 130 kilómetros por hora.
El yate, en viaje por el mundo, había cruzado horas antes el Pasaje Drake proveniente de la Antártida, donde ya había soportando por más de diez horas vientos de 220 kilómetros por hora. Lo que indica “que el control de la embarcación estaba a cargo de avezados navegantes”, siguiere la Armada Argentina a través de una gacetilla de prensa.
Cuando el velero llegaba ya al fin de su difícil viaje, el capitán decidió fondear en un lugar seguro hasta tanto pasara el temporal, razón por la cual ingresaron a la Bahía Sloggett (boca oriental del Canal Beagle), donde el mar estaba muy calmo. Pero a menos de una hora de estar anclados, se produjo un cambio súbito en el estado de mar, con olas que al principio no superaban el metro de altura y repentinamente pasaron a tener entre dos y tres metros.
Esta situación obligó al Capitán a declararse en estado de urgencia, comunicándose con Puerto Williams, informando su situación.
En el momento en que el Centro Coordinador de Búsqueda y Rescate Ushuaia recibió la información del Subcentro de Búsqueda y Rescate Puerto Williams, el buque de la Armada Argentina Aviso ARA “Francisco de Guruchaga” ingresaba a la Bahía de Ushuaia, luego de realizar el abastecimiento de los Puestos de Control y Vigilancia de Tránsito Marítimo de la Isla de los Estados y Bahía Buen Suceso. Una vez alistado el buque para su nueva operación, zarpó hacia el Este, poco antes del mediodía con un fuerte temporal del sudoeste.
Las primeras comunicaciones daban cuenta que se trataba de un velero azotado por el mar mientras éste se encontraba fondeado en el interior de la Bahía Sloggett. Para ello, el Aviso se había alistado para realizar un remolque de emergencia para llevarlo a un lugar seguro. Pero a su arribo a la zona, aproximadamente a las 20, “el panorama era desolador” según dijo el comandante del buque Capitán de Corbeta Andrés Antonini. “No era lo que esperábamos encontrar”, aseguró.
“El velero se encontraba encallado sobre una roca, con su palo roto, sin comunicaciones y con olas de más tres metros de altura que castigaban el casco”, relató.
Del velero lanzaron una bengala roja en señal de pedido de socorro, ante la cual el buque hizo señales de foco para darles señal de que habían sido vistos y como respuesta lanzaron una nueva señal luminosa al cielo.
Como la situación de los náufragos parecía desesperante, el buque buscó a lo largo de toda la playa un lugar para poder bajar los botes de rescate, pero las olas superaban los cuatro metros de altura. Así fue que el Comandante ante lo riesgoso de la situación ordenó apartarse a un lugar más seguro pero sin alejarse de la vista de los náufragos con el objetivo de que supieran que iban a ser rescatados en cuanto mejoraran las condiciones hidrometeorológicas y de esta manera no perdieran la voluntad para sobrevivir.
Mientras tanto el “Gurruchaga” y su tripulación soportaban vientos que superaban los 110 kilómetros por hora, y olas ya de más de seis metros de altura. A las 23, poco antes del anochecer y a las 3.30 al amanecer, el buque se aproximó nuevamente al velero a pesar de que el temporal continuaba con fuerza, pero con el mismo objetivo: mantener la esperanza de los navegantes.
A las 9 de la mañana del martes, el viento redujo su fuerza y rotó hacia el oeste, factores que permitieron hacer una nueva aproximación y bajar los semirrígidos de rescate.
Si bien el viento era más favorable, aún quedaban grandes olas que al llegar a la playa superaban los tres metros de altura, así que los rescatistas debieron desembarcar sobre unas rocas donde la fuerza del mar era menor.
Desde ese lugar debieron caminar unos quinientos metros y una vez frente al velero, cruzar unos treinta metros con el agua hasta el pecho hasta la roca donde se encontraba montado el yate.
En el interior aún no se habían percatado del inminente rescate, así que hasta que no les golpearon en la cubierta, no sabían que estaban a salvo y así fueron las primeras palabras que escucharon de los rescatistas: “You’re safe”, lo que en español significa: están a salvo.
Del interior salieron solo cinco de los siete, quienes lo primero que dijeron fue que el capitán y su hermano habían sido arrastrados por una ola y cayeron al agua en el momento de impactar contra la roca.
Algunos de los navegantes estaban muy golpeados pero podían moverse por sus propios medios, así que se metieron en el agua, caminaron hasta el semirrígido que los esperaba y fueron trasladados al buque.
Allí la enfermera de a bordo los examinó y les hizo las primeras curaciones. Uno de ellos presentaba traumatismos fuertes en la cabeza, otro en la espalda y los otros tres hematomas de menor gravedad.
Simultáneamente, se elaboró un plan de búsqueda para encontrar a los dos desaparecidos y el Aviso destacó nuevamente sus botes. El Centro Coordinador de Búsqueda y Rescate Ushuaia coordinó con la empresa local Heli–Ushuaia y el dueño del velero, un helicóptero para que cooperara con la búsqueda y destacó la lancha rápida ARA “Intrépida” con 14 Infantes de Marina, un médico y un enfermero.
En las primeras horas de la tarde del martes ya habían sido detectados en la playa y desde el aire los dos cuerpos, separados unos tres kilómetros entre sí.
Con el arribo de la “Intrépida”, se inició el repliegue de los botes con uno de los cuerpos, lo cual exigió un gran esfuerzo para los rescatistas, ya que las olas en la playa superaban los dos metros de altura.
El segundo cuerpo, dado que se encontraba en una zona rocosa y no permitía la operación con los semirrígidos, fue trasladado en helicóptero a la ciudad de Ushuaia.
Una vez que los cuerpos habían sido retirados de la playa aumentó fuertemente el viento, por lo que la lancha rápida “Intrépida” se dirigió a Puerto Español en busca de reparo y el Aviso se dirigió directamente a la ciudad de Ushuaia con los cinco náufragos rescatados y el cuerpo del hermano del Capitán del velero a donde llegaron durante las primeras horas del miércoles.