a responsable el programa de Fiscalización y Contralor Urbano, Marcela Fontela, le informó a el diario del Fin del Mundo la crónica de los sucesos que se desarrollaron el pasado sábado en el Valle de Andorra.
Fontela comentó que lo que sucedió fue que "una persona que no vive en Andorra, esgrimiendo un boleto de compra-venta de mejoras como particular que le hizo a un tercero que no era titular del dominio sobre tierras fiscales municipales, pretendía tomar posesión del terreno. Previamente a esta persona se le había explicado que la Municipalidad no iba a tener en cuenta ese boleto de compra-venta, merced a esto realizó una sesión de derechos a favor de su hijo".
Fontela remarcó que está persona ya tiene una solución habitacional otorgada por el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), "pero como el hijo no la tiene, hizo estas mejoras para que su hijo tome posesión del terreno". La Municipalidad "otorgó este terreno a una persona que sí tenía una necesidad habitacional y que está dentro del plan de regularización y reubicación del Valle de Andorra; pero que todavía no estaba ocupando debido a que se están realizando tramitaciones administrativas para que pudiera ocupar el lugar tranquilamente".
Esta primera persona, de apellido Britos, fue el sábado por la mañana a tratar de cercar el predio pero la persona a la cual el Municipio ya le había designado ese terreno, trató de evitar que Britos cerque el lugar, y es ahí donde se generó el conflicto.
Notificados de la situación, se presentó la ingeniera Maria Eugenia Gómez junto con un maestro mayor de obras que trabaja en el equipo de Andorra, y dialogaron con las partes logrando disuadir la situación. Pese a esto, esta persona (Britos) sigue diciendo que ese terreno le corresponde ya que tiene la sesión de derechos y que estaba ocupando el terreno, "cuando en realidad no hay casa ni nada similar construido, solo un encadenado muy viejo, en donde obviamente no puede vivir nadie".
Sobre este plan, la funcionaria sostuvo que "de acuerdo al Proyecto de Urbanización del Valle de Andorra, hay determinados lotes que quedan dentro del lote de otra persona, entonces para evitar estos conflictos, los reubicamos en otros lugares del mismo valle".
"Estas personas lo que no quieren es que se les regularice el terreno, de acuerdo al Proyecto de Urbanización, a una superficie menor a la que poseen. Pero la realidad marca que estas personas compraron un boleto de compra-venta a alguien que no correspondía un terreno de 300 metros, pero ahora le corresponden 200 metros, por una cuestión de reubicación y por que es su vivienda única, no lo aceptan".
