na misión científica culmina su exploración en el mar de Weddell e informa que llegó a la conclusión que “numerosos organismos que habitan la región antártica son incapaces de adaptarse con rapidez a los cambios de su entorno”. El estudio fue realizado “por doscientos científicos de quince países” y fue el “fruto de una expedición de siete meses de duración a bordo del buque de investigación “Polarstern” del Instituto Alfred Wegener (AWI) de Investigación Polar y Marina de la Asociación Helmholtz alemana” (http://cordis.europa.eu).
A lo largo de la travesía del “Polarstern”, los investigadores “midieron la temperatura del mar de Weddell y descubrieron que las aguas profundas siguen calentándose, mientras que los organismos marinos no consiguen adaptarse con rapidez a los cambios correspondientes”.
El trabajo de campo permitió arribar a la conclusión que “una evaluación inicial de las mediciones muestra que la temperatura a gran profundidad en el mar de Weddell no deja de aumentar”, explicó el doctor Eberhard Fahrback de la División de Ciencias del Clima y Oceanografía Observacional del AWI, quien permaneció en la Antártida a bordo del “Polarstern” desde noviembre de 2010 hasta febrero de 2011.
Los investigadores afirmaron que esa investigación permitió determinar la influencia antártica en los cambios a gran escala. “Las condiciones generales de distribución de temperatura y salinidad en la zona profunda del mar de Weddell vienen determinadas por un fenómeno denominado circulación termohalina, de tal manera que el agua fría y salina se hunde. Por tanto, según apuntan los autores, los cambios en las propiedades de estas masas de agua fría en el Antártico tienen consecuencias a nivel mundial”.
También indican que “se aprecia un incremento de la temperatura del agua más profunda en secciones extensas de las aguas oceánicas (…) del Atlántico. La temperatura en el mar de Weddell, destacó Fahrbach, ha aumentado de media seis centésimas de grado en toda la columna de agua en poco más de un cuarto de siglo. Este incremento puede parecer insignificante, pero al extenderse hasta una gran profundidad, implica que en el océano hay almacenado un volumen considerable de calor. Por ello la atmósfera se calienta menos de lo que cabría esperar como consecuencia de la agudización del efecto invernadero”.