a Dra. Verónica Baró directora médica de LUCCAU, Lucha Contra el Cáncer Ushuaia, abordó en su habitual columna por FM Master’s la temática del cáncer infantil en la provincia, a propósito del Día del Cáncer Infantil que se estipuló para el 15 de febrero pasado.
El principal problema que marcó la profesional al respecto es que “a veces no es tan fácil detectarlo precozmente”. Explicó que, por un lado, el cáncer infantil es una enfermedad poco frecuente en los niños, con síntomas del inicio de varios de los tipos más frecuentes de tumor muy parecidos a otras enfermedades. “A veces se tarda un poquito porque el pediatra en la consulta no es lo primero que piensa. Sí lo piensa cuando el paciente sigue con el mismo síntoma” aclaró.
En cuanto al rol fundamental de la familia, consideró siempre bueno tener un pediatra de cabecera: “cuando tenemos alguna dolencia en el niño, si bien se va a la guardia, después poder volver a su médico de cabecera, que como conoce a ese niño, ve algo que no le gusta, lo ve un día, dos, seis días, entonces, ahí es cuando se le puede prender la lamparita”. En cambio, si solamente se acude a la guardia, en distintos lugares, “ahí es cuando se pierde tiempo”.
Esos síntomas que el pediatra podría distinguir se remiten a “algún dolor que no calma, fiebre que no baja después de una semana, bultos en el cuello u otra parte del cuerpo. Eso no es para ir a una guardia, es para ir a su médico de cabecera, un pediatra” resumió la Doctora.
Existen varias diferencias entre cáncer infantil y cáncer adulto, dos áreas de trabajo totalmente diferentes. “En la oncopediatría, una gran diferencia es la incidencia. En el adulto, el cáncer es una de las enfermedades más frecuentes. En cambio, en el niño, en el adolescente, son enfermedades poco frecuentes” remarcó.
También la tasa de curación es distinta. Mientras en el adulto en promedio es de un 50%, en el niño es del 70% y a veces más, si se detecta precozmente.
En Tierra del Fuego, la gran diferencia es que el cáncer de adulto, salvo la radioterapia y alguna cirugía muy específica, se trata todo en la isla. En cambio, en pediátricos, cuando hay sospecha de padecer un cáncer, rápidamente hay que derivarlo: “Porque todos los estudios que se hagan en los centros de mayor complejidad donde se hacen los tratamientos oncológicos, cuanto antes se hagan, mejor. No se pierde tiempo. Todo tiene que ser rápido y eso los pediatras lo saben y lo hacen de esa manera”.
Los tumores en edad temprana tienen un comportamiento totalmente distinto que en la gente adulta. Son de más rápido crecimiento, por eso es más rápido todo lo que hay que hacer cuando se lo sospecha.
En definitiva, según apreció Verónica Baró, es todo mucho más complejo. Por ello, destacó el rol fundamental que cumple el grupo de la Fundación Flexer, que provee a los profesionales de herramientas para ayudar a la familia desde otro punto de vista: “Una cosa es todo lo médico, la derivación, y otro sentido es el acompañamiento, quién los va a esperar en Buenos Aires, quién los va a contener. La Fundación tiene psicólogos, asistentes sociales, hasta abogados si necesitan, por una cuestión legal de cobertura, y todo el acompañamiento para ese paciente y las familias”.
Por fortuna, la ley del cáncer infantil vigente en la provincia, modelo en el país, tiene en cuenta, por ejemplo, algo que es importante, las licencias de los padres, “porque no en todos los trabajos, especialmente en el ámbito privado, hay licencias por enfermedad de los hijos. Todo eso se ha contemplado la ley, hay que ver cómo se regula”.
Finalmente, la directora médica de LUCCAU compartió que se trata de difundir la actividad de la fundación, “para que la gente no tenga miedo de contactarse, tanto con la sede de Buenos Aires como con nuestra sede, en las redes sociales figuran los teléfonos y las maneras de contactarse” concluyó Verónica Baró.