ictoria Mallemaci llegó en el año 1967 a Río Grande, Tierra del Fuego. Junto a su marido, Néstor Nogar, fundó el comercio Monte Carlo, uno de los más importantes de la ciudad.
En 1977 participó como corredora en la cuarta edición del Gran Premio de la Hermandad, una emblemática competencia automovilística que se corre entre Porvenir, Chile, y Río Grande, y que fue monopolio masculino en toda su historia. Victoria corrió y salió tercera, hizo podio.
Su vida y sus logros la convierten en una de las mujeres pioneras de Tierra del Fuego, a la que vale la pena escuchar.
“Me recibió muy bien la provincia, me dio muchas satisfacciones. Y también me quitó algo. Pero bueno, hay que poner el cuerpo y seguir adelante” resume Victoria por FM Master’s en el Día de la Mujer. “Yo creo que soy una mujer guerrera. Uno tiene que seguir para adelante y no importa si eran puros hombres los que había. Uno a veces tiene que hacer lo que uno quiere, lo que a uno le gusta. Y creo que eso es lo que hice yo” afirmó, enfática, sobre aquellos tiempos de recién llegada a la isla.
Fue ese espíritu pionero el que sin dudas la impulsó a proponerse objetivos y, casi siempre, lograrlos: “Yo siempre me pongo metas y siempre se me van cumpliendo, gracias a Dios. No sé si es por la constancia, o porque realmente uno dice ‘voy a llegar’ y llegás”.
Agradece a Dios gozar de la salud que tiene, porque, claro, todavía está en plena actividad.
Consultada sobre cómo era la provincia, que aún no era provincia, cuando llegó en la década del ’60, lo resume en dos palabras: “faltaba todo”. Así recuerda Victoria lo que costaba en ese entonces conseguir, por caso, verdura o carne. “Te tenías que arreglar con lo que tuvieras y con la imaginación”.
Hoy califica a Tierra del Fuego “a la altura de cualquier ciudad de la Argentina. Tiene de todo con mucha más facilidad”. No reniega de los días del pasado, pero, celebra, “ya pasaron, gracias a Dios”.
Por eso transmite su satisfacción de poder ver que la mujer hoy “viene y puede desempeñarse en la actividad que quiera. Entonces sí que cambió mucho. Era duro, muy duro. Era mucho frío, ahora tenemos días muy lindos, la calefacción no era como hoy tampoco, las casas. Cambió, pero para bien”.
Con respecto a su participación en la carrera de la Hermandad, Victoria da cuenta del apoyo de su familia y de su esposo particularmente. Admite que correr en la Hermandad de alguna manera se dio de forma natural: “mi padre tenía taller mecánico y venta de repuestos. Yo me crié entre los fierros de los vehículos y conocía todos los repuestos. Yo manejo desde los 11 o 12 años, para aquella época era muy adelantada también. Así que para mí el auto es dominarlo como si fuera un cochecito en la casa con los chicos, era una cosa normal manejar. Y las carreras me gustan porque soy de andar ligero, siempre”.
Fue, rememora, una enorme satisfacción haber sido la primera mujer en correr la Hermandad, y encima hacer podio: “haber sido la única mujer en esa carrera, que corriera, porque acompañantes había, haber llegado tercera, subir al podio, es una satisfacción muy, muy grande. Agradezco a la vida porque fue muy difícil correr esta carrera. Y en aquellos años no teníamos tanta preparación, era el auto estándar” describió, y dedicó una palabra a su copilota, “la señora de Vera”.
A todas las mujeres recomienda que “hagan, inténtenlo, que lo peor que le puede pasar a uno es no intentarlo. Si te va mal, te va mal, pero quedarte con la duda toda la vida de que no hiciste algo, yo creo que es más feo que no lo hayas podido hacer”.
Su mensaje final fue emotivo, ya que vinculó a sus propios hijos con su pasión por los fierros: “mis hijos han corrido carreras también y yo les decía antes de largar: ‘Chicos, primero participar. Segundo, dar la vuelta, llegar y dar la vuelta. Y tercero, si pueden, ganar’. O sea, poner prioridades, hay que hacer paso a paso las cosas y se logran. Yo he logrado muchas cosas, pero solamente con paciencia y con ganas, sobre todo ganas y a veces un poquito de coraje” concluyó Victoria Mallemaci, deseándole “a todas las mujeres fueguinas y no fueguinas, feliz día”.