s cierto que la incertidumbre política y económica que vive nuestro querido país no permite planificar demasiado al largo plazo, pero ya dejar los zapatos para los Reyes Magos, que recién tiene que visitarnos el próximo 6 de enero, parece un gesto casi patológico de ansiedad. Además, hay tanta malaria que los más probable es que, más temprano que tarde, te afanen los timbos.