na verdadera polémica se instaló hace tiempo, y es discusión en cada municipio. Por un lado, taxistas y remiseros que defienden su trabajo. Por el otro, los consumidores que quieren opciones más económicas y reclaman deficiencia en el servicio existente por dedicarse no sólo al transporte de pasajeros, sino al turismo. ¿Y si lo sometemos a una consulta popular? No habría que tener miedo al resultado ¿no? En definitiva, sería la voluntad de la mayoría. Democracia, digamos…