Ven un barco en emergencia y creen que viene en su auxilio
EL 11 DE SETIEMBRE DE 1889

Ven un barco en emergencia y creen que viene en su auxilio

11/09/2023
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ste día, los salesianos de la misión de la isla Dawson divisan un barco en el horizonte y creen que viene en su auxilio, después de haber sufrido un ataque sangriento de nativos kawésqar.

“Cerca de las 8 de la mañana, los misioneros vieron aparecer en la bahía Harris un pequeño barco, con la vela desplegada al viento. ¡Ni decir cómo se llenó de alegría el corazón de estos misioneros al ver este pequeño barco deslizarse suavemente sobre el mar! Aunque fuera demasiado pequeño, era indicio de socorro, no importa de dónde viniese” (Maggiorino Borgatello. En la Tierra del Fuego).

Pero, las enormes expectativas que tuvieron los salesianos pronto disminuyeron. “El barco llegó a la playa, y ellos fueron al encuentro de los huéspedes. Era un cúter inglés que venía de las Malvinas con rumbo a Punta Arenas. Los pasajeros eran tres hombres ingleses, uno de ellos se llamaba Lipper. Habían perdido la dirección y estaban sin víveres y sin agua potable. El viento los había traído hasta la bahía Harris y, cuando vieron de lejos algunas casas, en principio, creyeron que habían arribado a Punta Arenas. Pero después, aunque no les parecía el pueblo que buscaban, se dirigieron igual a este lugar, con el objetivo de proveerse de lo necesario para poder seguir viaje y las indicaciones precisas para emprender el camino correcto”.

No obstante, el encuentro produjo un intercambio fructífero. “Los misioneros heridos encontraron ayuda y bienestar, y los ingleses, víveres e indicaciones”, que los salesianos adjudicaron a “la divina Providencia”.

La agresión sufrida por los misioneros, de parte de algunos de los 17 kawésqar que vivían en Dawson, había ocurrido dos días antes. Sorpresivamente todos se fueron al bosque y solo regresaron seis. Estos, le ofrecieron pieles de nutria a dos salesianos. “Mientras los misioneros tenían la mirada puesta en las pieles, uno de estos malvados (…) hizo una seña, y los dos que estaban a los lados del que tenía la piel, agarraron las manos de Don Pistone y el tercero sacó de debajo de la piel de nutria un cuchillo que tenía escondido. Con un golpe desesperado, trató de cortarle el cuello al misionero. Cuando don Pistone sintió las manos atadas y vio el destello del arma mortal, hizo un esfuerzo hercúleo para tratar de escaparse”. Ese movimiento lo salvó de la puñalada que lo hirió en la boca. El otro salesiano también fue herido (op.cit.).

Autor: Bernardo Veksler

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