La misión anglicana tiene un movimiento intenso de canoas
EL 12 DE SETIEMBRE DE 1875

La misión anglicana tiene un movimiento intenso de canoas

12/09/2023
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ste día, Tomás Bridges relata el movimiento intenso de canoas que tiene la Misión Anglicana de Ushuaia como un sitio habitual de recalada de nativos de la etnia yámana, aprovechando el buen tiempo reinante.

El tiempo “fue de lo más hermoso, calmo, brillante, muy cálido durante el brillo del sol, con heladas muy fuertes durante la noche. Ayer llegaron varias canoas y hoy seis más. Muchos se han ido a distintos lugares. El viernes de la semana pasada un grupo se fue a Wocimoon para buscar mejillones. Volvieron ayer, después de haber pasado un tiempo miserable por lo malo del clima. La primera noche la pasaron en una de las islas Ooshootan, al reparo de una barranca recta. Allí apretándose cerca del fuego, que tuvieron mucha dificultad en encender y mantener, pues su único combustible era leña suelta, pasaron una noche desdichada e insomne, hombres, mujeres y niños, con la nieve cayendo todo el tiempo” (Tomás Bridges. Los indios del último confín).

El criterio comercial ya se había instalado entre los nativos. El grupo que había ido a Wocimoon, pasó por “la isla de los conejos y apresaron dos, que trajeron para vender. Prefieren la comida de pan por sobre cualquier otra. Les recomendé que pusieran todo conejo que pudieran cazar en cuatro lugares de Tierra del Fuego. Hace unas pocas semanas, un hombre trajo seis para la venta, desde una isla donde fueron colocados tres o cuatro hace cuatro años”.  

No obstante, la situación de los canoeros ya presentaba dificultades de supervivencia. “La pobre gente está casi todo el día trayéndonos algo para vender por comida, la mayor parte de lo cual nos vemos obligados a rechazar. Esto es muy penoso para ellos y no menos para nosotros, porque sabemos que muchos no han tenido en estos días nada fuera del potaje de arroz, pero no podemos darles más. Un hombre trajo un hacha, que le compré porque su esposa y sus dos hijos estaban mal, y él me dijo que tenía otra hacha para usar. Otro quería vender lanzas, flechas, pulseras, etc. pero rechacé la mayoría, amable pero firmemente. A menudo, somos objeto de mucho abuso en tales circunstancias”.

La misión tenía el atractivo de poder aportar algún alimento. En un oficio religioso, “había veinticinco presentes y prestaban mucha atención”.

En esos días, las mareas bajan mucho y se podía “conseguir grandes cantidades de comida” (op.cit.).

 

Autor: Bernardo Veksler

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