ste día, se accidenta una embarcación pesquera, “en proximidades del falso Paso Guaraní en la zona de Almanza entre las islas Upú y Warú”, y desaparecen Mario Giménez Lascano y Carlos Alberto Valinotti (Adrián G. de Antueno Berisso. Del arpón al palangre).
Derlis Segovia, “que había quedado en la playa, pudo llegar hasta Ushuaia para dar aviso y describir el lugar donde había ocurrido el siniestro que, con el paso de las horas y días, finalizó en tragedia con la aparición sin vida de Jiménez Lascano y Valinotti”.
“La búsqueda con lanchas y personal de la Prefectura Naval Argentina y algunos particulares, terminó gracias a la colaboración y destreza de Héctor Monsalve, con quien paradójicamente, habían encontrado los restos del Lear Jet de la Gobernación siniestrado poco tiempo antes, el 15 de mayo”.
Los tres pescadores artesanales habían salido a obtener su producto. En “una de sus salidas al mar en busca de mejillones y cholgas, que habían conseguido enviar a Buenos Aires en avión, a través de una autorización especial del SENASA”, fue que ocurrió esta tragedia.
El “espíritu inquieto” de Giménez Lascano lo llevó a crear la Cooperativa de Trabajo y Vivienda de Pescadores de Tierra del Fuego Limitada y más tarde el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) con sede en la Capital de Tierra del Fuego, integrándose a las 62 Organizaciones y la militancia en el Partido Justicialista”.
Dos días antes de la tragedia “la Cooperativa –constituida por el 100 por ciento de la mano de obra del canal de Beagle- había logrado la creación de un núcleo poblacional y productivo en la zona”.
El tucumano Giménez Lascano “comenzó su acercamiento al mar dedicándose al ‘cholgueo’ colaborando con Héctor Monsalve y luego independientemente”, con la colaboración del marplatense Valinotti y el paraguayo Segovia.
Giménez Lascano fue un pionero en el desarrollo de los emprendimientos pesqueros en la costa del Beagle, “encabezaba y trabajaba hasta ese momento, por transformar al paraje de Almanza en un pueblo, de manera que se le brindara los servicios esenciales de educación, salud y seguridad, pensando seguramente en radicarse finalmente allí. Esta inquietud, transformada en lucha, tuvo su ‘premio’ cuando el 27 de setiembre de 1987 se sancionó en la Legislatura fueguina la Ley 308 que creó el poblado de Almanza que no llegó a ver, pero si a soñar” (op.cit.).
Autor: Bernardo Veksler
