aniel Kniznik, médico argentino residente en Israel, ha presenciado numerosos atentados a lo largo de sus varios años residiendo en ese país. Sin embargo, nada podría haberlo preparado para la reciente ola de violencia desatada por el grupo extremista Hamas.
"Lo que hemos pasado aquí es un trauma que no tiene parangón. Esto se puede comparar a lo que pasó en Estados Unidos en el año 2001, el 11 de septiembre. Son 1.300 a 1.400 muertos en un día. Te puedo decir que nuestro corazón está roto, pero aún tenemos la esperanza de salir de esto fortalecidos", expresó Kniznik.
Aunque reside en Cisjordania, a cierta distancia de la Franja de Gaza, Kniznik y su familia están expuestos a la violencia en la región. "Estamos a unos 20 o 30 kilómetros de Yenín, una localidad infectada por Hamás. El ejército busca terroristas y potenciales terroristas. De alguna manera, estamos muy cerca del conflicto, pero estamos protegidos por el ejército en toda esta zona".
La incertidumbre del conflicto se extiende a otros frentes, como el Líbano, Siria e Irán. "El peligro es que se abran otros frentes. Por otra parte, también desde Siria o, incluso, desde Irán. Inclusive, hay un grupo insurgente en Yemen apoyado por Irán, que ya tiró un cohete interceptado por la flota de Estados Unidos en el Mar Rojo", agregó el galeno argentino.
A pesar de la angustia, dijo no sentir miedo y está decidido a permanecer en Israel: "Mi destino está ligado al de Israel. De ninguna manera pienso escapar. Lo que sí tenía programado un viaje a Argentina, después de muchos años, con muchas expectativas. Pero es una pequeña frustración comparada con lo que estamos pasando ahora".
Consideró que el apoyo de Estados Unidos es fundamental para Israel. "El apoyo que nos da es impresionante. Dos portaaviones de la flota están cerca nuestro, toda la flota en el Mar Rojo nos está protegiendo", destacó Kniznik.
El conflicto en Medio Oriente continúa, y las esperanzas de una resolución pacífica siguen siendo esquivas. La población israelí enfrenta desafíos diarios mientras busca un futuro más seguro y estable en la región, tal como lo reflejó Daniel Kniznik, médico argentino residente en aquel convulsionado país.
