ste día, nombran ministro plenipotenciario en Santiago de Chile a Mariano de Sarratea. Su gestión crea instancias de diálogo entre ambos gobiernos y evita lo que parecía un inexorable enfrentamiento bélico.
Un argentino radicado en Valparaíso, se convirtió en el gran interlocutor de la paz entre los dos países. Sarratea, “ampliamente vinculado a la sociedad trasandina, escribió a su amigo Benjamín Vicuña Mackenna, al que sabía opuesto a la idea de guerra con Argentina, planteándole claramente las cosas: ‘¿Será posible que no hay medio decoroso de cortar el escándalo que nos amenaza? Lo que haya de hacerse, debe hacerse sin pérdida de momento…’ Vicuña no perdió tiempo y pasó la carta al ministro de guerra con el sugestivo agregado ‘¿No cree que se debería aceptar el ofrecimiento de Sarratea y hacerlo venir por un cometido telegrama a Santiago, hoy mismo?’” (Miguel Ángel Scenna. Revista Todo es Historia N° 43. 11/1970).
El apresamiento del navío norteamericano ‘Devonshire’, por parte de la Armada chilena, cuando cargaba guano en la costa patagónica, fue el detonante del clima bélico que había estallado.
“En Buenos Aires el estallido de indignación popular exigió tomar el toro por las astas. La guerra era inevitable y había que afrontarla. La provocación significaba que Chile estaba a punto para entrar en operaciones. Efectivamente, su marina estaba movilizada y lista en el puerto de Lota, presta a partir hacia el sur”.
La aceptación del gobierno trasandino del papel mediador de Sarratea, llevó al canciller Manuel Montes de Oca a su nombramiento, vía telegráfica, como ministro plenipotenciario por treinta días y creó una esperanza de diálogo de paz.
“Sarratea fue recibido por el presidente (Aníbal Nicolás) Pinto y miembros del gabinete, que le informaron de las bases que sustentaban para iniciar negociaciones, incluyendo la devolución del’ Devonshire’. A Sarratea le parecieron factibles y moderadas, por lo cual volvió a telegrafiar a Montes de Oca. El gabinete argentino opinó de igual manera y como Chile devolvió la nave apresada, con las consiguientes explicaciones y la promesa luego cumplida de no repetir episodios similares”, se allanó la situación.
Sarratea en “base de lo conversado con el presidente Pinto, conferenció con el canciller (chileno) Alejandro Fierro, llegándose el 6 de diciembre a un acuerdo conocido como protocolo Fierro –Sarratea” (op.cit.).