os vuelos se realizan principalmente por aviones British Aerospace 146-200 de la compañía chilena DAP, y se han convertido en un pilar fundamental de la operación entre el aeropuerto de Punta Arenas y la Isla Rey Jorge del continente blanco. Los aviones tienen un total de 96 asientos, y desempeñan un papel clave en el transporte de pasajeros, incluyendo principalmente el traslado de turistas de cruceros, expediciones logísticas y evacuaciones médicas
Según los reportes de la temporada 2023-2024, se proyectan más de 200 vuelos hacia el continente blanco, principalmente para trasladar a pasajeros de las empresas de cruceros que ofrecen el traslado en avión y acceder a las embarcaciones de lujo directamente desde la Antártida. Esta cifra marca un incremento del 30% con respecto a la última temporada estival, consolidando la tendencia que se viene consolidando desde Chile, como uno de los principales actores en el transporte hacia la región antártica.
El respaldo estatal chileno ha sido un factor determinante en el éxito de los servicios aéreos hacia la Antártida, generando la consolidación de las operaciones aéreas desde el aeropuerto de Punta Arenas. Los vuelos desde la capital de la Región chilena llegan al Aeródromo Teniente Rodolfo Marsh Martin, ubicado en las proximidades de Villa Las Estrellas, un núcleo poblacional civil a 950 kilómetros al sudeste de Puerto Williams.
Sin embargo, la noticia pone de manifiesto un desafío para la competitividad argentina en el turismo antártico. A pesar de contar con el Aeropuerto Internacional de Ushuaia como la instalación más cercana al continente antártico, la falta de operaciones regulares y traslados aéreos desde este punto hacia la Antártida coloca a las empresas argentinas en desventaja.
La ausencia de políticas antárticas acordes con las demandas de las principales empresas de cruceros que operan en la región se presenta como un factor determinante en la pérdida de competitividad. Mientras las empresas chilenas refuerzan su presencia en la Antártida, se destaca la necesidad de acciones coordinadas desde el lado argentino para potenciar el desarrollo del turismo antártico y garantizar una participación activa en esta actividad de relevancia global. Caso contrario, continuará el proceso de pérdida de competitividad que está sufriendo el sector turístico argentino que solo focaliza las prestaciones desde el Puerto de Ushuaia, mientras los avances desde Punta Arenas son crecientes y sostenidos.