ste día, el explorador británico James Cook se aleja de la isla de los Estados, “dejando asentado, haber explorado lo suficiente para satisfacer el interés de geógrafos y navegantes” (Juan Pablo Bello. La isla Observatorio).
Proveniente del Pacífico, Cook llegó el estrecho de Le Maire y, el 30 de diciembre, “decidió visitar la Isla de los Estados, por considerarla poco conocida. Al día siguiente, por encontrarse dentro de una espesa niebla, navegó con rumbo Este sin visibilidad, manteniéndose alejado de la costa en zonas profundas. En intervalos pudo observar la costa, detectando varias islas de distintas dimensiones, situadas a lo largo de costa en zonas profundas (…) separadas por un amplio paso entre estas y una mucho más al Este”.
El clima cambiante de la isla, le permitió al navegante observar las costas, “al despejarse y mejorar el tiempo divisó el cabo San Juan, describiéndolo como una roca de considerable altura con un islote rocoso al pie de su parte Norte. Posteriormente decidió desembarcar, más allá de las actividades de caza, pesca y depredación que practicó, y que dejó detalladas, también describió a la ‘Tierra de los Estados’ como una longitud de no más de 10 leguas (48 km.) en dirección Este – Oeste y un ancho que no supera las 3 o 4 leguas (14 o 19 km.) en ningún sector”.
Las costas fueron descritas como “rocosas y sinuosas, formadas por bahías y golfos, detalló la superficie con montañas escarpadas de altura considerable, sobre todo en el extremo occidental, cubierta en su mayoría por vegetación variada. Enumeró los recursos encontrados como madera propia para combustible, distintas fuentes de agua dulce, colonias de anfibios y diversidad de aves”.
En sus escritos dejó testimonio de los sabores de las distintas carnes de la fauna de la zona. También describió el aspecto de los leones y lobos marinos y sus colonias asentadas en las costas. “Cazó una excesiva cantidad de lobos marinos, avistó y llamó mucho su atención la cantidad de gaviotas en el lugar, que al tomar vuelo obscurecían el cielo y al pasar por la embarcación sofocaban a la tripulación con sus excrementos”.
Distinguió a las islas de Año Nuevo de la de los Estados. Detalló que presentaban “una altura uniforme y se elevan entre 30 y 40 pies sobre el nivel del mar, describió el interior de la isla como cubierto por una hierba muy verde y alta, a la que denominó hierba espada” (op.cit.).
