a falta de taxis se ha convertido en una obra maestra de la ironía. Mientras sus propietarios se ufanan de llevar turistas a lugares de interés, los ciudadanos locales se quedan preguntándose si alguna vez encontrarán un taxi para llegar al supermercado.
Estos hábiles conductores de Ushuaia, expertos en el arte de desaparecer cuando más se les necesita, son los mismos que, con una expresión de constante indignación, se quejan fervorosamente contra las aplicaciones de traslados.
Eso sí. Hay que prohibir todo lo demás, mientras no quedan unidades en Ushuaia.