ste día, presta testimonio el productor rural Baltasar Martínez, quien recuerda que, a comienzos del siglo XX, la zona contaba con una diligencia, similar a las vistas en las películas del Lejano Oeste, que era utilizada como medio de transporte en el interior santacruceño.
Martínez junto a “Panchito Birriel” eran propietarios del vehículo, “como en la época del Lejano Oeste”, con el que “hacían el camino de Río Gallegos al Lago, y la misma era tirada por cuatro caballos. Esto sucedía por el año 1910” (Osvaldo Topic. Historia de la provincia de Santa Cruz).
Otro testimonio dio cuenta que “la diligencia tardaba seis días” para completar ese trayecto. Una señora residente de El Calafate recuerda que “antes el correo se hacía con una diligencia, con ese coche del Oeste (sulky no) … así es como fuimos, llegamos mi madre … con cuatro ruedas , dos atrás y dos adelante y un tronco de caballos, tres o cuatro yuntas de caballos… así llegamos nosotros… íbamos seis adentro, y adelante, iba el cochero, el que dirigía los caballos, y otro que lo acompañaba… llegamos en diligencia en el año 15, Baltasar Martínez, uruguayo, sí paraba en el hotel … después prosperó … tenía Ford a bigotes, que era el último modelo Ford T, tenía chispa y el acelerador en el volante”.
Otro viejo poblador de la zona precordillerana consideró “el mayor mérito lo tienen los carreteros de aquella época, que son los que trazaron los caminos, los que ubicaron los alojamientos y lugares de encontrarse… porque en aquel entonces, aquella zona era Lago Argentino; … el viaje era de quince a dieciséis días, o sea un mes de ida y vuelta (en carreta)”.
También recordaron porque la localidad fue identificada como El Calafate: “los carreteros daban sus puntos de llegada, como río Centinela, del río Centinela vamos a El Calafate… era un Calafate que estaba donde actualmente se encuentran las edificaciones de Haedo … ahí había preparadas unas piedras para la cocina, y fuego, y todo eso, así ellos acampaban ahí, era un abrigo ideal, ahí no azotaba el viento, entonces de ahí nace el nombre del pueblo de El Calafate… porque aquello se llamaba siempre … nadie te decía ‘me voy a Calafate’, sino ‘voy a Lago Argentino, pueblo Lago Argentino’, hasta que apareció eso de El Calafate… muchos dicen El Calafate… le vamos a poner ahora y entonces así fue , cambiaron el nombre de Lago Argentino a Calafate” (op.cit.).
Autor Bernardo Veksler