lrededor de esta fecha, una disposición de la dictadura militar -en el marco del conflicto existente con Chile por la delimitación limítrofe en el Beagle- deja a los barcos pesqueros sin tripulantes. Por imperio de esa norma los pobladores chilenos debían abandonar el país y como gran parte de los marineros eran chilenos, tenía una influencia directa sobre la industria pesquera.
“De pronto, a fines de enero, me llama Juan Muñoz, el encargado de planta (de la empresa Mar Frío diciéndome que nos quedamos sin tripulantes porque todos los chilenos que no estuvieran casados con argentinas o que no tuvieran hijos argentinos deben abandonar el país en un período corto de tiempo. Converso con los tripulantes y me entero de que hace tiempo han visto lugares en la costa del Beagle en los cuales la marina argentina había establecido depósitos de combustible y otros elementos” (Testimonio de Rodolfo E. Szelest reproducido por Adrián G de Antueno Berisso en Del arpón al palangre).
Szelest consideró que era una contradicción de las autoridades imponer la salida del país de ciudadanos trasandinos que contaban con valiosa información de la logística argentina.
“En ese conocimiento voy a ver a quien era el Secretario de Recursos Naturales del Territorio (un capitán de navío retirado de apellido Bea Beau de Secondigné) a quien le relato mi conversación y le agrego que me parecería razonable que, si se espera un conflicto con Chile, lo mejor sería dejar a esos tripulantes trabajando hasta el momento mismo del inicio del conflicto, sí se producía y entonces, apartarlos hasta que se calmara la situación. No hacerlo así era enviar a las autoridades chilenas información de inteligencia muy valiosa respecto a los depósitos de abastecimiento. Solo me respondió que era una orden que debían cumplir”.
Ante el fracaso de la gestión local, se marchó a Buenos Aires para entrevistar al secretario de Pesca. Después de muchos intentos, Szelest logró una reunión con un capitán de corbeta retirado, “a quien relaté los hechos”. A pesar de ser comprendida su postura, la respuesta fue la similar: “Usted tiene mucha razón, pero es una orden de los comandantes en jefe”.
Así, “comenzamos la temporada sin tripulantes y tuvimos escasa pesca hasta abril cuando supimos que el conflicto que estaban armando no eran con Chile sino con Gran Bretaña” (op.cit.).
Autor Bernardo Veksler
