a DPOSS nos ha brindado una maravillosa obra pública en la calle Guaraní, donde el pavimento roto se ha convertido en el último grito del desastre urbano. ¡Qué espectáculo para los amantes del caos vial y las emociones extremas!
Bajo el lema "el que rompe, (no) paga", la DPOSS nos ha mostrado una lección magistral de cómo romper el pavimento sin la menor intención de repararlo.
Pero no se detiene ahí, ¡oh no! La diversión se extiende hasta la calle de subida del Parque Centenario, donde los percances de la rotura del pavimento son el plato principal del día. Los conductores se ven obligados a realizar maniobras acrobáticas para esquivar los obstáculos y llegar a su destino sin daños mayores.
Eso sí: a pagar sin chistar los aumentos de la boleta del agua!
