La culpa no es solo del chancho, sino también de quienes lo dejan contaminar
Editorial

La culpa no es solo del chancho, sino también de quienes lo dejan contaminar

04/06/2024
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a expresión popular bien podría aplicarse a la alarmante situación ambiental que atraviesa Ushuaia. Como viene publicando este medio, más de 150.000 bolsones de plástico industrial, propiedad de la empresa “IPESA - Río Chico S.A.”, han sido encontrados en un predio no habilitado para este tipo de actividades y productos. El terreno, ubicado en el ingreso de la ciudad, no cuenta con ninguna medida de contención o seguridad, ni identificación de seguridad del tipo de material acopiado.

La indiferencia de las autoridades frente a esta situación es alarmante. A pesar del flagrante daño ambiental, no se ha conocido públicamente ninguna acción concreta a pesar que mañana se celebrará el ¨Día del Ambiente¨. Por cierto, más allá de las declaraciones vacías de contenido, seguramente se producirán todo tipo de recordatorios que expondrán aún más la diferencias entre lo que se dice que se hace y lo que efectivamente se lleva adelante. Incluso: La fecha dejará más en evidencia a este tipo de prácticas irresponsables, que continúan sin penalización ni corrección hasta el momento.

La contaminación plástica generada por la empresa “Río Chico” con productos de las empresas Exxon Mobile y Dow Chemical no solo representa un perjuicio para el medio ambiente, sino también echa por tierra el eslogan de ciudad comprometida con su ecosistema y el desarrollo sostenible, ya que estamos frente a una acción que deteriora el entorno humano y hecha por tierra el discurso de mejora de la calidad de vida.

Por esto mismo, la pasividad de las autoridades, ongs ambientalistas y empresas que hacen propaganda con su aparente compromiso con el desarrollo sostenible es inaceptable y refleja una preocupante falta de responsabilidad y eficacia en la protección del medio ambiente de Tierra del Fuego.

Es imperativo que se tomen medidas inmediatas para solucionar esta situación y evitar futuros desastres ambientales. Se sabe que la responsabilidad no recae solo en quien infringe la norma, sino en quienes permiten, a través de su inacción, que estas infracciones ocurran y persistan.

Conocemos que la protección de nuestro entorno es una tarea que nos compete a todos, y quienes tienen estas altas responsabilidades, tienen el deber de actuar con firmeza y determinación para salvaguardar nuestro ambiente para ser la ciudad que tan a menudo decimos ser.

Es hora de limpiar el chiquero, de dejar de alimentar la chanchada y de tomar medidas para evitar que estos abusos continúen deteriorando nuestro valioso entorno. La verdadera responsabilidad no es únicamente del chancho, sino de todos aquellos que, con su pasividad, permiten que estos actos sigan ocurriendo.

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