ste día, parte de Punta Arenas “el escampavía ‘Cóndor’ llevando a bordo a los ingenieros Aníbal Contreras y Álvaro Donoso quienes debían realizar el trazado urbano del nuevo centro”, que había sido creado por decreto y fundaba Porvenir, la capital de la Tierra del Fuego chilena (Mateo Martinic B. La Tierra de los Fuegos).
El gobierno chileno había destinado un total de mil hectáreas para la formación del pueblo. Esas tierras debieron ser segregadas de la concesión que benefició al grupo Werhrhahn.
“En un principio se pensó en establecer la nueva población en bahía Chilota, punto que contaba y cuenta con mejores facilidades de acceso marítimo, pero la carencia de agua para consumo humano tanto en el lugar como en sus inmediaciones, hizo que la fundación se estableciera en el villorrio formado por el tráfico aurífero”.
En el sitio, cada semana llegaba “un centenar o más de mineros que agotaban literalmente en horas la provisión alcohólica del lugar y daban rienda suelta a sus expansiones y pasiones, originando frecuentes desórdenes y riñas, ante la impotencia del representante ‘ad hoc’ del gobierno que para 1892 lo era John F. Mc Rae, estanciero de la vecindad, a quien no quedaba otra vía que la de desahogarse informando en mal castellano al Gobernador del Territorio sobre la situación. La bebida llegó a ser en consecuencia el primer problema social (…) que se suscitó en Tierra del Fuego”.
Estos informes de Mc Rae, llevaron al gobernador a enviar un funcionario judicial y luego dos agentes de policía para mantener el orden público.
No sólo el exceso de alcohol era un problema, también lo era la inseguridad. En los caminos a cordón Baquedano y el cabo Boquerón “no era fácil aventurarse solo por las sendas que conducían a ellos. El conocimiento de actos delictuales, asaltos a mano armada a viajeros, el ataque de los indios a las caballadas del pueblo, llenaba de temor a la población que reclamó la presencia de policías” de manera insistente (op.cit.).
Recién en 1896 pudo satisfacerse parcialmente esta demanda creándose una fuerza policial compuesta por un inspector y cuatro agentes. Un año después, los vecinos continuaban reclamando refuerzos para preservar la seguridad del lugar. También el descontento comenzó a incluir al desempeño del personal policial y de la oficialidad, que fueron denunciados por reiterados abusos contra las personas.
