l Doctor en Ciencias Biológicas e integrante del Consejo Directivo del CADIC, Adrián Schiavini, dio detalles sobre el impacto que generan los perros asilvestrados en las estancias de la provincia. Ratificó las declaraciones recientemente efectuadas por Lucila Apolinaire, Presidenta de la Asociación Rural de Tierra del Fuego, en cuanto a la gravedad de la problemática.
Schiavini sostuvo que “la situación es extrema” y que debido a esto muchos establecimientos se vieron obligados a cambiar su matriz productiva, pasando de la cría de ovinos a la cría de bovinos.
El especialista señaló que la problemática de los perros asilvestrados es histórica. “Esto viene sucediendo desde el año 2008 y está restringido al sector del ecotono, al sur de Río Grande, entre el Fagnano y el río Grande”, señaló.
Explicó que en el ecotono hay bosque y el bosque es un refugio fundamental para los perros. En ese espacio les es más fácil pasar el invierno ya que disponen de presas alternativas como el guanaco y de aves, en verano. “La estepa provee mucho menos refugio por eso las estancias que están ubicadas al norte del río Grande no reportan muchos problemas con perros asilvestrados y concentran la mayor producción ovina de la provincia”, expuso el científico.
En cambio, desde el río Grande hacia el sur del ecotono “muchos establecimientos han tenido que pasar a bovino porque han desistido de producir ovinos debido al impacto de los perros asilvestrados”, confirmó.
Sin embargo, y en base a la última encuesta que se realizó en 2018, todos “los productores dijeron que estarían dispuestos volver al ovino si se controla el perro asilvestrado, por varios motivos porque el ovino es la producción apta para el ambiente de Tierra del Fuego”.
“Nuestros pastizales son para criar ovinos que son animales relativamente más duros que las vacas. Las vacas tienen problemas para encontrar su alimento en invierno o tienen más problemas que los ovinos, los ovinos se la aguantan mucho mejor. La vaca necesita un tiempo importante para crecer y transformarse en dinero que es lo que busca el productor; mientras que la oveja rápidamente te entrega un retorno a través del cordero y de la lana, en un año tenés eso; mientras que para la vaca tenés que esperar dos años o más o mandarla sin terminar a la zona de río Trelew que es lo que se hace hoy en día para terminar el engorde porque el crecimiento de los pastizales fueguinos no da para lo que se denomina terminar un bovino, no da el tiempo”, precisó Schiavini.
Remarcó que, además, la infraestructura que se creó para las estancias en Tierra del Fuego, durante más de cien años, responde a lo que se necesita para criar ovejas no para criar vacas.
Resaltó que “por varios motivos Tierra del Fuego es más apta para la cría de ovinos y los productores volverían a criar ovinos si se controla el perro asilvestrado. Lo cual permite ser optimista en términos de buscar alternativas”.
“No obstante hay productores que no quieren innovar en el manejo de sus stocks ovinos y están contentos con que los perros protectores del vecino les vayan a proteger las ovejas gratis”, cuestionó.
Más allá de que Schiavini es partidario de encontrar una solución de fondo para erradicar el problema (y en eso está trabajando el Comité de Seguimiento del Plan Provincial de Manejo de Perros) consideró que todos los estancieros deberían invertir en perros protectores de manera que si en un paisaje, donde hay cinco o seis establecimientos vecinos, todo el mundo maneja a los protectores de la misma manera, las ovejas estarían protegidas y los perros asilvestrados estarían asustados y fuera del lugar.