ste día, la Federación Obrera Magallánica (FOM) convoca a una manifestación en la plaza Muñoz Gamero de Punta Arenas, en repudio por la muerte del peón Pedro Alvarado, duramente apaleado por los carabineros.
“Estuvieron presentes delegaciones procedentes de Puerto Natales y de las estancias cercanas a Punta Arenas. Mientras la gente esperaba en la plaza (…) formados en columnas los adherentes a la Federación Obrera (…) marcharon hacia la plaza, al llegar ya el lugar estaba atestado de manifestantes. En el acto se enumeraron otros atropellos cometidos por los carabineros en el campo, informa ‘El Socialista’, y luego, al referirse a las conclusiones de la cita, las resume diciendo todos manifestaron el deseo de ver terminados todos los abusos y que todos los funcionarios fueran celosos respetadores del derecho y de la Ley, pues si no lo hacen despertarán en el pueblo la necesidad de hacerse justicia por sí mismos” (Ramón Arriagada. La rebelión de los tirapiedras Puerto Natales 1919).
Alvarado había sido detenido “por dos carabineros de guardia” a la salida de Cerro Castillo, iba montado. “Le exigieron mostrara el certificado que acreditaba la propiedad del caballo (…) buscó el documento y no lo encontró, argumentando que lo tenía en su pieza del pabellón de solteros. El uniformado se ofreció para acompañarlo. Cuando iban camino al lugar, el peón encontró el papel solicitado en uno de los compartimentos del cinturón. Esta aparición precipitó la ira del carabinero (...) Ahí le dieron sablazos y patadas en el estómago, pidiéndole al castigado reconociera haber engañado y ridiculizado a la autoridad”.
Quedó muy dolorido y fue llevado a una guardia médica. El doctor consideró que su estado “era muy grave pues tenía lesiones internas de importancia y lo único que podía hacer era colocarle compresas de nieve (…) Estas ayudaban a detener las hemorragias, por la hinchazón era posible que hubiese mucha sangre acumulada en el interior del estómago”. Finalmente, el padre decidió trasladar al joven en una embarcación a Punta Arenas, pero falleció antes de llegar.
Así, los “funerales multitudinarios (…) se transformaron en un acto de protesta de la gente contra el accionar de los soldados”. Según ‘El Socialista’, “El pueblo trabajador no puede ya vivir tranquilo con la amenaza de bandidos y asesinos disfrazados de uniforme y amparados por el fuero militar” (op.cit.).