s solo un adiós y no un hasta siempre, invierno fueguino, cómo vamos a extrañar tus encantos helados. Con temperaturas que nos hacían dudar si salir de casa era una buena idea, nos recordaste la emocionante vida de un pingüino.
Esos días gloriosos de viento cortante en el rostro y capas de ropa que nos convertían en cebollas humanas ahora dan paso a un clima más apacible.
Mientras guardamos los abrigos dignos de una expedición polar, recordamos con nostalgia el arte de caminar cual patinador profesional sobre calles heladas. Adiós, queridos resbalones matutinos y ventanas de autos congeladas; es hora de disfrutar del sol sin compromiso.
Así que, querido invierno, descansa bien. Te esperaremos con cariño y capas térmicas, listos para cuando vuelvas a nuestras vidas en 2025. ¡Gracias por tantos recuerdos fríos!