ste jueves 10 de octubre, Argentina marcará un hito en su desarrollo energético con la inauguración del proyecto de reversión del Gasoducto Norte, una obra estratégica que promete transformar la matriz energética del país.
Con una inversión total de 740 millones de dólares, esta iniciativa permitirá transportar hasta 19 millones de metros cúbicos de gas diarios (MMm3/d) desde la región productora de Vaca Muerta hacia las provincias del norte, eliminando la dependencia de las importaciones de gas boliviano que han sido fundamentales durante décadas.
Una obra con impacto económico y energético clave
El proyecto de reversión del gasoducto no solo es significativo por la magnitud de la obra, sino también por el ahorro económico que generará. Según estimaciones de fuentes del sector, Argentina podría ahorrar entre 1.500 millones y 1.960 millones de dólares al año. Esta cifra se deriva principalmente de la sustitución de importaciones de gas y combustibles líquidos, como el gasoil y el fueloil, que resultaban significativamente más caros que el gas producido en el país.
Hasta ahora, Argentina pagaba en promedio 11,8 dólares por millón de BTU (British Thermal Units) por el gas importado de Bolivia, mientras que el gas nacional tiene un costo de alrededor de 3,5 dólares, llegando a bajar hasta los 2 dólares en algunos meses de menor demanda, como los de verano. Este cambio permitirá a Argentina reducir considerablemente su factura energética y mantener una fuente más estable y económica de abastecimiento.
El gasoducto, que cuenta con una capacidad de transporte de 19 MMm3/d, cubrirá completamente la demanda de gas de las provincias del norte durante los meses más fríos del año, como Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy. Esto beneficiará tanto a hogares como a estaciones de servicio de GNC e industrias locales que, a partir de este mes, podrán abastecerse de gas producido localmente.
Fin de una dependencia histórica: el gas boliviano
La inauguración del proyecto también marca el fin de una relación comercial de más de 50 años con Bolivia. Desde la década de 1970, Argentina ha dependido del gas boliviano, un vínculo que se profundizó en los últimos 20 años tras la firma de un contrato de suministro en 2006. Este acuerdo estaba previsto que finalizara en 2026, pero con la finalización de la reversión del Gasoducto Norte, Argentina dejó de importar gas desde Bolivia en septiembre de 2024, adelantándose al plazo pactado.
Esta decisión fue facilitada por el notable declive de las reservas de gas de Bolivia, que ya no son suficientes para abastecer sus compromisos con Argentina y Brasil. Mientras las reservas bolivianas disminuyen, la producción de gas en Vaca Muerta ha alcanzado niveles récord, consolidando a la formación neuquina como una de las principales fuentes de energía del país. En agosto de 2024, la producción de gas alcanzó los 153 millones de metros cúbicos diarios, el nivel más alto de los últimos 21 años, de los cuales el 65% proviene de la explotación no convencional de Vaca Muerta.
Desarrollo de infraestructura: un proyecto de gran magnitud
El proyecto de reversión del Gasoducto Norte fue realizado bajo la supervisión de la compañía estatal Energía Argentina S.A. (Enarsa), y la obra fue adjudicada a la Unión Transitoria de Empresas (UTE), conformada por Techint y Sacde (parte del grupo Pampa Energía). La UTE ya había sido responsable de la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, lo que le otorgó experiencia y capacidad técnica para llevar adelante esta obra de similar magnitud.
El proyecto incluyó la construcción de 122 kilómetros de gasoducto y la instalación de 62 kilómetros de loops (tramos paralelos) al Gasoducto Norte en Córdoba. Además, se realizaron modificaciones en cuatro plantas compresoras situadas en Córdoba, Santiago del Estero y Salta, las cuales ahora permiten la operación bidireccional del gas, garantizando la flexibilidad para enviar el gas en la dirección requerida según la demanda.
La obra involucró la participación de más de 1.400 personas en su etapa de mayor actividad y fue finalizada en tiempo récord, con más de 4.000 soldaduras completadas en apenas 41 días, lo que equivale a un avance promedio de 3 kilómetros diarios.
Proyección internacional: exportar gas a Brasil
La producción creciente de gas en Vaca Muerta no solo satisface las necesidades internas de Argentina, sino que abre la puerta a nuevas oportunidades de exportación. Con la reducción de las importaciones de gas desde Bolivia, Argentina se posiciona como un potencial exportador a Brasil, país que también enfrenta una disminución de las reservas bolivianas.
Brasil depende en gran medida de la energía hidroeléctrica, una fuente vulnerable a la variabilidad climática. En la década de 1990, una crisis hídrica llevó a Brasil a construir un gasoducto desde Bolivia, que actualmente opera a solo el 40% de su capacidad. Con el declive del gas boliviano, se abre la posibilidad de que Argentina exporte su gas a Brasil, un mercado clave en la región.
Para facilitar esta posibilidad, el gobierno argentino ha adoptado medidas para permitir la libre competencia en la exportación de gas, lo que podría incrementar los mercados a los que se puede acceder con el gas de Vaca Muerta. La perspectiva de aumentar las exportaciones hacia Brasil no solo contribuiría a mejorar la balanza comercial de Argentina, sino que consolidaría su rol como proveedor de energía en América Latina.
Un cambio estructural en la matriz energética
La reversión del Gasoducto Norte es una de las obras públicas más importantes llevadas a cabo en la gestión del presidente Javier Milei y, hasta el momento, la única licitada por su gobierno. Este proyecto no solo aporta una solución inmediata a la necesidad de abastecimiento energético en las provincias del norte, sino que también representa un cambio estructural en la matriz energética del país.
Argentina, que durante décadas fue un importador neto de gas, está en camino de lograr la autosuficiencia energética y, eventualmente, convertirse en un exportador neto. Con la consolidación de Vaca Muerta como el principal motor de producción de gas, el país se encamina hacia un futuro más independiente y con un potencial económico significativo, basado en la exportación de gas y en la reducción de los costos energéticos internos.
El proyecto de reversión del Gasoducto Norte es un paso clave en esta transformación, que marca el fin de una era de dependencia y el comienzo de un nuevo capítulo para la energía en Argentina.