e cumplen en pocos días 5 años de no generar nada. El aerogenerador eólico del campus universitario de la UNTDF en Ushuaia celebra su lustro de inactividad con bombos y platillos. Mientras la ciudad tiritaba en crisis energética, nuestro héroe de metal se mantuvo firme en su misión de no producir ni un vatio.
Financiado con dinero público nacional, este coloso del viento ha demostrado una constancia admirable en su tarea de adornar el paisaje. ¿Quién necesita electricidad cuando tenemos tamaña obra de arte moderna?
Proponemos un brindis por este símbolo de nuestras aspiraciones ecológicas inconclusas. Que siga desafiando al viento fueguino sin mover una sola aspa por muchos años más.
Después de todo, generar energía está sobrevalorado cuando se pueden generar tantas ironías.