l miércoles se cumplieron 5 años de la promesa que ni el viento se llevó. Allá por noviembre de 2019, cuando con gran fanfarria se instaló la famosa turbina en Ushuaia, nos vendieron otro buzón para los registros de la historia fueguina.
Aquí estamos, cinco años después, con la misma turbina decorando el paisaje como una estatua a la burocracia infinita. ¿Producción de energía renovable? Bueno, tal vez en un universo alternativo donde los proyectos se mueven con la eficiencia del viento anunciado.
Se nos aseguró que esta maravilla del siglo XXI sería el inicio de una nueva era energética, alimentando campus, inspirando estudios, y desafiando el clima hostil.
¿Es esta la nueva forma de ciencia pura? Ciencia ficción, tal vez.