Investigan en la Antártida sobre la corrosividad de los metales
EL 22 DE NOVIEMBRE DE 2010

Investigan en la Antártida sobre la corrosividad de los metales

22/11/2024
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a Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) inicia en Antártida una investigación sobre los efectos corrosivos atmosféricos en los metales. Con ese fin, instalan “la última de sus estaciones de ensayo que mide a lo largo de Chile la velocidad de corrosión y el impacto que genera (…) con el objeto de saber cuáles son los mejores metales para construcción en el país” (Prensa Antártica, 27 diciembre, 2011).

La estación en la península Antártica es la número 31 ubicada a lo largo del país (de Arica a Punta Arenas, y en la Isla de Pascua) y, al igual que las otras en el continente, mide la velocidad de corrosión del acero galvanizado, acero al carbono, aluminio y cobre.

Al cumplirse el primer año de los estudios, se llevó a cabo una evaluación que permitió sacar algunas conclusiones.

En la Antártida, se detectaron altos niveles de dióxido de azufre (SO2) y se comprobó que el acero galvanizado, que posee moléculas de zinc, es uno de los más resistentes a la acción del hielo, la lluvia y las bajas temperaturas respecto a los otros metales analizados. “Hemos encontrado altos niveles de cloruro, pues está muy cerca del agua. En las primeras medidas, tuvimos velocidades de corrosión no esperadas, que eran más altas de los promedios que se estilan (…) Hay períodos donde está el hielo encima, lo que encapsula a las probetas y las aleja del oxígeno, disminuyendo su velocidad de corrosión”, señaló Rosa Vera, decana de la Facultad de Ciencias de la PUCV.

El proyecto se propuso construir “mapas de corrosividad atmosférica de Chile para los metales y aleaciones de mayor interés tecnológico” y poder verificar cómo se deterioran los metales más utilizados.

“La corrosión atmosférica es la causa más frecuente de deterioro que sufren los metales y sus aleaciones, ya que la gran mayoría de las construcciones, estructuras y piezas metálicas, se encuentran expuestas a la acción del medioambiente”, explicó la decana.

Al contacto con la naturaleza, ocurren reacciones químicas y electroquímicas que producen ataques destructivos del metal, provocando en algunos casos la pérdida de sus propiedades naturales.

En Europa y Estados Unidos se han realizado estudios que permitieron afirmar que entre un 20 a 25 por ciento de tales gastos podrían evitarse si se emplearan métodos adecuados de protección.

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