ecién comenzado el año nuevo queremos aprovechar la fecha para hacer nuestro pedido a los Reyes Magos.
Muchos son los obsequios que se nos vienen a la mente, pero para no pecar de pretenciosos vamos a hacer público uno que no pareciera tan complejo de cumplir. Para este año nos encantaría que Melchor, Gaspar y Baltasar dejaran de lado el oro, el incienso y la mirra y hayan puesto en los zapatos de unos pocos alguna pócima que permita que el nivel de imbecilidad se reduzca considerablemente. Ello nos permitirá coexistir en una sociedad que comience a respetarse desde sus bases, cuestión que seguramente en un futuro traerá aparejado que vayamos aprendiendo a respetarnos en cuestiones mucho más trascendentales. Pero por algo hay que comenzar. ¿Será mucho pedir?