a UNTDF, prestigiosa institución dedicada a la investigación y la formación de profesionales, ha logrado un hito monumental: un aerogenerador que, tras una inversión millonaria (o, al menos, considerable), no generó ni un vatio de energía. ¡Un éxito rotundo! Ahora, tras los mil y un papelones, desmantelaron sus palas, no por razones de obsolescencia, sino por un heroico esfuerzo en evitar que, en su inactividad, la turbina pudiera, algún día, desafiar la ley de gravedad.
Los fuertes vientos patagónicos, culpables según el comunicado oficial, demostraron una vez más su poderío… para dejar en evidencia la ineficacia de un proyecto aparentemente diseñado por un ingeniero eólico aficionado a la nogeneración. Eso sí: Se destaca como obra maestra de la ingeniería inoperante.
Mientras tanto, los responsables del fiasco gozan de impunidad, refugiados tras un velo de silencio administrativo tan impenetrable como la carcasa del mismo aerogenerador. El misterio permanece: ¿quién firmó los cheques? ¿Quién se hace responsable de comprar algo que no sirve para nada? La respuesta, como la energía del aerogenerador, sigue estando ausente.