a situación de los perros asilvestrados y los conejos exóticos en Ushuaia revela una contradicción en la conservación ecológica. Mientras se defienden los derechos de los perros asilvestrados, que han vuelto a un estado salvaje, se ignoran los daños que causan a la biodiversidad y a la producción ganadera.
Estos perros, al atacar fauna nativa y ganado, impactan negativamente no solo en la flora y fauna locales, sino también en la economía de las comunidades que dependen de la ganadería. Además, propagan enfermedades como la hidatidosis, representando un riesgo para la salud humana y animal.
Este dilema destaca la necesidad de una gestión que considere la interdependencia entre especies y su ecosistema. Es esencial priorizar la salud del medio ambiente sobre la protección de especies perjudiciales, promoviendo un enfoque que eduque sobre la importancia de mantener el equilibrio ecológico y gestionar adecuadamente las especies invasoras. Así, se busca una coexistencia sostenible entre la fauna y la actividad humana.