El buque pesquero no tiene autorización para navegar
Choque del Centurión del Atlántico

El buque pesquero no tiene autorización para navegar

El accidente del Centurión del Atlántico pone de manifiesto la falta de información oficial y de transparencia en los procedimientos por parte de la Prefectura Naval Argentina y la empresa Estremar. La escasez de declaraciones precisas y los argumentos contradictorios sobre la colisión exponen las debilidades en los protocolos de seguridad y comunicación ante situaciones críticas en el ámbito marítimo. Está fondeado en la Bahía de Ushuaia.
24/01/2025
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l choque del Centurión del Atlántico contra el muelle del Puerto de Ushuaia, ocurrido el lunes pasado, fue un momento tenso que podría haber terminado en tragedia. Afortunadamente, la suerte estuvo del lado de la embarcación, ya que no había otras naves amarradas en ese instante sobre ese lateral del espigón de hormigón.

Sin embargo, la maniobra de aproximación fue problemática, ya que el barco entró a una velocidad indebida, lo que resultó en dos colisiones con el muelle. La primera fue impactante, pero en la segunda, los tripulantes lograron frenar la embarcación y amarrarla para el desembarco de la carga.

A pesar de los daños, que principalmente afectaron a dos protecciones del muelle, la infraestructura portuaria no sufrió consecuencias significativas. El puerto continuó operativo e incluso, días posteriores, recibió la visita de un crucero de grandes dimensiones que se dirige a la Antártida.

En verdad, un aspecto preocupante de este incidente es la falta de disposición por parte de la Prefectura Naval Argentina y de la empresa Estremar para brindar información oficial sobre la colisión y los procedimientos que se llevaron a cabo desde entonces. Las fuentes consultadas por el Diario del Fin del Mundo han revelado que, a pesar de la situación crítica, la comunicación oficial ha sido escasa y poco clara. A tal punto que, la enorme mayoría de la información disponible proviene de fuentes que prefieren permanecer en el anonimato, lo que resalta las falencias en los procedimientos de transparencia en este tipo de situaciones.

En tanto, la empresa Estremar se limitó a responder ante las consultas de este medio que las autoridades de Prefectura están evaluando las causas del incidente y que, a priori todo indicaría, que el viento dificultó la maniobra. Además, afirmaron que no se registraron daños relevantes y no ha habido ningún tipo de impacto ambiental ni en las personas. A su vez, optaron por responder que por el momento no se puede ofrecer mayor información adicional porque las autoridades y la empresa se encuentran investigando las causas de la colisión.

Más allá de las escasas respuestas por parte de la empresa, lo cierto es que la investigación se centra sobre la conducta de quienes estaban al frente de la maniobra de aproximación y amarre en el Puerto de Ushuaia, por lo que oficiales y el práctico al frente de la maniobra debieran haber declarado en el marco del sumario que lleva adelante la Prefectura Naval Argentina con asiento en Ushuaia. Hasta ahora, la empresa resolvió poner sobre el tapete como explicación principal que los vientos habrían rotado repentinamente al momento de ingreso, argumento único que no logra conmover racionalmente a las fuentes que consultó este medio.

Lo cierto es que la falta de detalles y claridad sobre los pasos a seguir deja a la comunidad y a otros actores involucrados con más preguntas que respuestas, ya que el Centurión del Atlántico es el principal barco pesquero que opera en el Puerto de Ushuaia, y toda una cadena de servicios depende del trabajo continuo del buque pesquero.

La novedad que se produjo en la jornada de ayer es que, a pesar de las limitaciones en sus motores, el Centurión del Atlántico logró dejar el muelle por sus propios medios y actualmente se encuentra en rada, en la Bahía de Ushuaia, mientras que se han dictado medidas que impiden su navegación hasta que se complete la inspección pertinente.

Igualmente, en las últimas horas este medio ha podido confirmar extraoficialmente que se están evaluando los pasos a seguir con respecto a la garantía del nuevo motor incorporado al Centurión del Atlántico. A su vez, ya se habrían iniciado las gestiones ante la aseguradora de la empresa para abordar las responsabilidades derivadas de la colisión, incluida la reparación de las defensas del puerto dañadas.

Hasta entonces, el Centurión del Atlántico se quedará anclado en la Bahía de Ushuaia a la espera de los pasos a seguir. En realidad, debe repararse el motor averiado y en Tierra del Fuego no existe capacidad para realizar un trabajo de tanta precisión y complejidad. Sumado a que la garantía podría implicar el regreso del Centurión hacía Noruega para realizar allí las reparaciones.

Impericia y falta de transparencia en la comunicación

Todo el episodio en torno a la colisión del Centurión del Atlántico resalta la complejidad de la navegación en condiciones cambiantes y la importancia de contar con un manejo efectivo en las maniobras de este tipo de embarcaciones. Pero la falta de disponibilidad de información oficial no solo genera incertidumbre; también pone de manifiesto las falencias en los procedimientos de comunicación y respuesta ante incidentes, aspectos que son fundamentales para la confianza y la seguridad en la operación portuaria en un muelle que opera en la mayoría de las jornadas de verano con un alto nivel de amarres en el puerto de la capital fueguina.

 

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